No pudo el líder con un Betis rocoso, con la suficiente confianza como para plantar cara al mejor equipo de la Liga. Hansi Flick lo sabía: iba a ser dificilísimo romper la racha de los verdiblancos. Y así, no reservó a su jugador más determinante — Lamine Yamal —, a pesar de que la prensa conjeturó que el técnico le daría descanso. El extremo de 17 años es un prodigio de desborde, regate, asociación y disparo. Volvió a ser el futbolista más peligroso sobre el césped. El canterano culé se ha ganado el aplauso unánime, aunque también habría que aplaudir…
Vía: Al final de la palmera