Cuando a uno le derrotan al póker dieciocho manos de veintitrés, con croupiers distintos y barajas nuevas, no cabe más que aceptar que el contrincante es mejor, de manera independiente a la suerte en el reparto de los naipes. De farol también se gana si el enemigo logra intimidarte de inicio con su montaña de fichas sobre el tapete. Dieciocho manos de veintitrés lleva perdidas el Real Betis en sus visitas al Barcelona en lo que va de siglo, lo que evidencia la superioridad del rival. La única diferencia es que en las dos últimas temporadas, sin necesitarlo para ganar…
Vía: Al final de la palmera